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martes, 28 de junio de 2011

MARÍA TERESA PÍREZ “Debemos preparar a los niños para la vida”

18/03/2011 | LOCALES


Desde que se recibió de maestra hace 27 años, su actividad estuvo vinculada al ámbito rural. Según relató, una visita a una escuela de campaña en el departamento de Soriano significó la señal definitiva para abrazar tan apasionante profesión. María Teresa Pírez (63) comenzó a trabajar luego de dar concurso en Dirección Rural en 1986. Durante 11 años fue directora en la Escuela 53 de Arroyo Malo y desde 1999 es maestra directora en la Escuela 19 de Estación Porvenir. Tiene tres hijos y dos nietos. Con orgullo dijo amar la escuela donde encabeza la Dirección y dicta clases, en tanto aseguró que permanece en la institución de lunes a viernes, durante todo el año lectivo. No sabe qué recuerdo dejará en la comunidad una vez que se retire y su gran deseo es culminar su carrera con la satisfacción del deber cumplido. Además, considera que la imagen del maestro como figura referente del centro poblado ya no es la misma.
“Tal vez en las escuelas que están en lo profundo del medio rural sí el maestro reúna esas características, donde lo único que hay es el centro educativo. Pero en escuelas como en la que estoy actualmente no tanto. Quizá porque estamos a pocos kilómetros de la ciudad capital. Seguramente eso marque que el maestro no sea el centro de referencia”.
Pírez sostuvo que la escuela que dirige es en cierta forma distinta a las demás instituciones educativas rurales. “Aquí no hay grandes carencias, los niños acceden a todo lo que acceden los niños de la ciudad. Estamos muy cerca y creo que esta misma globalización ha llevado a que formemos parte de esa gran aldea y de alguna manera estemos integrados al resto del mundo”.
La Escuela 19 de Estación Porvenir acaba de inaugurar su nuevo edificio y el reciclaje del viejo establecimiento, lo que ha generado mucha alegría, tanto en alumnos como en docentes. “Después de haber esperado tanto tiempo resulta algo imposible de describir con palabras. Yo vine en 1999, cuando este centro poblado tuvo un crecimiento poblacional desmedido, porque precisamente en ese momento se inauguró el complejo de viviendas de Mevir. Ese movimiento generó gran crecimiento en la matrícula escolar. Aumentó considerablemente y recuerdo que éramos dos maestras. Al año siguiente ya se creó un cargo y fue creciendo en forma sostenida. Se creó un grupo de educación inicial y al poco tiempo los vecinos se movilizaron por el liceo rural, hasta concretar séptimo, octavo y noveno. Fue creciendo a pasos agigantados. Si bien yo tengo un poco de añoranza por la escuela rural, estoy orgullosa del significativo avance que tuvo en los últimos años este centro educativo”.
Su vínculo con una escuela rural se estableció a pocos días de haber ingresado a Magisterio. “Recuerdo que nos llevaron a visitar una escuela en el interior del departamento de Soriano. Fue esa experiencia que me marcó, porque definitivamente aquella escuela me impactó. Recuerdo hasta el color de la colcha de la cama de la maestra. Ahí dije: sí, esto es lo que me gusta. Seguramente una de las causas pudo haber sido que me crié en el campo. Nací en Mercedes y mi niñez fue en Río Negro. Terminé mi carrera en Paysandú y me encantó este lugar. Me enamoré de Paysandú, me captó todo esto y aquí estoy”.
Para esta maestra rural la escuela en la campaña es punto de referencia y allí se prepara al alumno para la vida. “Pienso que no es necesario que todos los seres humanos deban hacer una carrera universitaria. Todos somos necesarios, cada uno en su lugar. La vida es un gran engranaje y pienso que no solo se necesitan ingenieros, doctores, abogados. Cada uno de nosotros cumple una función determinada y necesaria. Por eso sostengo que la escuela tiene que formar al niño para el ciudadano, para convivir sanamente y ser parte de la sociedad como un ser integrado”, agregó.
“Es un proceso que se va construyendo durante los primeros años de escuela, porque hoy el niño comienza a muy temprana edad. No se trata solo de lo curricular, es una madeja que se va tejiendo a lo largo de toda la etapa escolar. Por eso creo que el niño va construyendo su maduración a lo largo de la etapa escolar”.
Pírez consideró que los establecimientos que cuentan con liceo rural representan una experiencia sumamente positiva. “En mi humilde opinión pienso que el chiquilín cuenta con enormes herramientas. Porque el liceo rural cuenta con el mismo programa de ciclo básico que se aplica en todo el país. Lo positivo en todo esto es que el muchacho no tiene que marcharse para Paysandú y, cuando termina noveno, vemos que está pronto para volar, porque tuvo una preparación integrada y no sufrió cambios bruscos. Hemos podido ver cómo adquieren una madurez increíble”, afirmó.

Almacén de campaña en un cruce de caminos

04/03/2011 | LOCALES

 
Arroyo Malo es una colonia en la cual algunos vecinos siguen aferrados a su terruño, donde ya casi no quedan jóvenes y donde los que peinan canas añoran el pasado.
Una tarde casi sobre el final del verano, nos llamó la atención una antigua estructura de sólidas paredes. Tiene aspecto de almacén, aunque sus puertas cerradas y el escaso movimiento a su alrededor parecen negarlo. De pronto, una mujer se acercó por uno de los lados de la casa para recibir a la “visita”. Al enterarse de nuestras intenciones, llamó al encargado y nos invitaron a pasar.
“A mí no me gusta la ciudad, me gusta mucho más la campaña, porque aquí parece que todo resulta más fácil, además hoy tenemos de todo”, dijo María Elisa Britos al destacar las virtudes del lugar. “Movimiento hay, porque cuando no hay trilla, el pasar de los ‘mosquitos’ curando tal o cual cultivo, o el mantenimiento de la propia maquinaria sostiene el trabajo en los alrededores”, agregó Héctor de Lima Arcel.
Esta pareja atiende una suerte de almacén de campaña en un cruce de caminos en cercanías a la colonia. “Sí, la verdad que esta edificación conserva las características de almacén de campaña. Además cosas modernas no podemos tener. Hay que tomarlo con calma, porque no hay muchos clientes”, afirmó el hombre.
De lima Arcel reconoció que “uno apostó al campo y a esta altura de los acontecimientos para quienes ya estamos en un rubro desde hace tanto tiempo resulta difícil cambiar. Si uno sale de algo que conoce y entra en algo que no conoce, ahí puede darse el fracaso”. Dijo que los precios de lo que hoy se produce han mejorado considerablemente.
“Aquí en esta zona, como en otros lugares, estamos viendo que han cambiado los precios, tanto en lana, corderos, ovejas, terneros, vacas, novillos y la producción vale. Eso es lo que nos está ayudando. Antes capaz que teníamos el doble, pero los valores eran muy inferiores a los de ahora. Usted imagínese que un cordero hoy está en los cinco dólares el kilo y antes estaba al precio de un pollo”. En cierto momento de la conversación, nos llamó la atención gran cantidad de copas y trofeos en una mesa ubicada en uno de los extremos del salón.
El hombre sonrió e inevitable fue la pregunta. “Ah, eso es gracias a la suerte de andar ganando en eventos y encuentros de aparcerías con nuestro movimiento de criollos. A propósito de ello quiero aprovechar a invitar a todos y a todas las aparcerías para el próximo 10 de julio para la yerra a efectuarse en el predio contiguo al almacén”, resaltó el comerciante rural.

ALBERTO ACOSTA Un productor que rememora el pasado pero disfruta el presente

04/03/2011 | LOCALES


En su predio de colonia Arroyo Malo, don Alberto Acosta estaba cavando una zanja con una pala, sin que le pesaran sus 75 años. Al vernos, con una sonrisa expresó: “hay que hacer algo para salvarse”. Y tras encogerse de hombros agregó: “usted me entiende, simplemente es para mantenerme activo”. Las tareas en la chacra son sagradas, manteniendo vivos ciertos oficios como el de alambrar o pocear.
Decir que ha hecho de todo es repasar rápidamente que fue tropero, alambrador, tambero y productor de quesos, agregando que en los tiempos libres fue jockey y corría carreras de caballos.
Recuerda que sus padres lo hacían trabajar, y así fue desde la adolescencia. “Desde que yo recuerdo las cosas han cambiado mucho. Cuando se originó la colonia Arroyo Malo, había mucha gente y el movimiento era otro”, comentó al momento de repasar aquellos años. “Ahora quedamos pocos”, añadió, afirmando que la vida es linda y mejor que antes porque hay “otras comodidades”.
“Seguramente desde que instalaron el servicio de energía eléctrica mejoró un cien por ciento todo. Con la corriente solucionaron mucha cosa”, dijo. Al rememorar viejos tiempos, don Acosta dijo que hubo años buenos y de los otros. “Claro que hubo años en los que tuvimos la oportunidad de hacer algo y así poder adelantar un poco más y avanzar. Tradicionalmente por estos campos se plantó trigo, lino y girasol. Ahora los campos están dominados por la soja y el trigo, y algún sorgo perdido”.
A medida que la charla continúa, don Acosta avanza con el trabajo, ayudado por un joven, quien extiende la zanja hasta el bebedero de los animales. Si bien para este hombre de campo los oficios no se han perdido, las herramientas modernas han transformado en más viables las tareas. “Hay mucho adelanto. Trabajar hay que trabajar, pero hay mucho adelanto de maquinaria y ello hace más fácil todo lo que uno va a encarar”. La vida de don Alberto está entre Quebracho y su chacra en la colonia. “Trato siempre de estar haciendo algo. Me paso el tiempo que me necesiten. Ahora estamos haciendo una canaleta para colocar unos ductos y así poder llevar agua desde el molino hasta el bebedero para los animales. Es algo que hacemos con mucha dedicación, esmero y en lo posible precisión”, puntualizó.
04/02/2011 | LOCALES
WALTER HUMBERTO MARTÍNEZ
Desde Agraciada a Arroyo Malo
El pasado 23 de enero cumplió 78 años, aunque aseguró que festeja su cumpleaños por partida doble. Oriundo de Agraciada, departamento de Soriano, Walter Humberto Martínez fue inscripto en el Juzgado cinco meses después de haber nacido, por lo que en los papeles es habitante de este país a partir del 2 de junio de 1933.
Es el mayor de ocho hermanos y a los 17 años viajó hasta la localidad de Arroyo Malo en el departamento de Paysandú a entregar un tractor a un productor de la zona. Tanto lo sedujo el lugar que en cuanto tuvo la oportunidad se vino a vivir definitivamente.
“Yo en Agraciada tenía trabajo y hacía de todo un poco. Arranqué de muy jovencito a trabajar de peón, porque en mi familia éramos pobres, muy pobres, y como antes no existían ni siquiera las asignaciones familiares y la escuela me quedaba como a 10 kilómetros, apenas pude concurrir hasta tercer año. Pasaron cuatro años desde la vez que fui a entregar el tractor en aquel establecimiento de la zona de Quebracho. Yo me hice amigo de uno de los hermanos Morales que tenían comercio en la zona. Era gente que se dedicaba a la chacra y al tambo, y fue él quien me trajo tras efectuar una sociedad con su hermano. Cuando vine tenía 21 años recién cumplidos y trabajé como peón; fue el 28 de febrero de 1954”. Como cualquier muchacho con objetivos, llegó con una valija, un par de mudas de ropa y 200 pesos de la época que había alcanzado a ahorrar. “Fue el único capital que traje. De ahí en más la vida fue bastante dura, marcada con el sacrificio, con mucho trabajo. Definitivamente eran otros tiempos. Ni peores ni mejores, diferentes a los de ahora”. Si bien no añora en demasía las épocas vividas, a los muchachos de hoy les dice que estamos viviendo tiempos de oro. “Me podrán decir mil cosas, pero ahora la gente vive la vida y antes en la campaña se vivía como los peludos. Sin acceso a muchas cosas, como los servicios en el transporte, el agua y la energía eléctrica. Cuando me instalé en Arroyo Malo trabajé dos años como tractorero, plantaba una parcela de campo y con lo que generaba pude ahorrar unos pesos”.
Su conducta, capacidad de ahorro y entrega al trabajo, le dio la oportunidad de abrir un pequeño taller mecánico. El gran movimiento de la Colonia le permitió atender toda la maquinaria agrícola que en ese entonces trabajaba en la zona. “En cada fracción había una familia, llegué a atender las máquinas de los productores de Arroyo Malo, Guaviyú y Ros de Oger. Recuerdo que le atendía un tractor a un vecino al que no le cobraba y él me permitía tener unos cultivos en un terreno de su propiedad. A mí me gustaba mucho la agricultura y así me fui haciendo de a poco. Formé familia en dos oportunidades, de las cuales tengo cinco hijos y soy abuelo de cuatro nietos”. Al momento de hacer un balance entre el pasado y el presente, don Martínez no dudó en decir que hoy se vive mejor, porque asegura que actualmente se tiene todo al alcance de la mano. Aunque admite que por la tecnología hemos perdido ciertos valores y códigos de convivencia.
“Seguramente que antes teníamos más compañerismo porque no había mucha cosa para hacer y la gente no andaba tan acelerada. Por ejemplo Arroyo Malo está a 23 kilómetros de Quebracho y no resultaba fácil viajar, y ahora las posibilidades han cambiado mucho, porque el que no tiene auto tiene moto y los caminos han mejorado considerablemente si tenemos en cuenta que antes eran senderos. Y para todo aquel que dice que antes la plata alcanzaba era porque no había en qué gastar el dinero, dijo que no había tentaciones por obtener cosas como ahora. Fíjese que yo recién pude comprar una bicicleta usada a los dos años de haber llegado al lugar. Los entretenimientos se concentraban básicamente en jugar un casín, alguna carrera de caballos, el fútbol de los domingos y una quermés en la escuela, la que se hacía en horas del día porque no había luz artificial y así fueron pasando los años”.

Encuentro de “La Abejitas”

03/09/2010 | LOCALES
El viernes 27 de agosto el “agrupamiento” “Las Abejitas” realizó un encuentro junto a las comunidades educativas de las escuelas 44 de Las Delicias, 75 de Saladero Guaviyú, 30 de Arroyo Malo, 102 de Ros de Oger, 53 de Arroyo Malo y 65, 74 y 102 de colonia Ros de Oger.
El encuentro se desarrolló en dos etapas en el local de la Escuela 65. Por la mañana, se realizó el acto conmemorativo del 25 de Agosto, donde --entre otras propuestas-- los niños recitaron poesías y recrearon escenas gauchescas, características de los en los inicios de la Patria, lo que además incluyó el Pericón Nacional y una chacarera. También organizaron fogones y por la tarde se desarrolló una actividad sobre “Salud Integral”, con talleres que incluyeron al Programa Salud Bucal, la Dirección Departamental de Salud --representada por la educadora para la salud Isabel Ressio--, y la Comisión de Zoonosis, a través de la veterinaria Carmela Dos Santos. También participó la coordinadora del Centro de Atención Pedagógico y Didáctico de Escuelas Rurales (Capder), maestra Alejandra Viola.

Donación de un empresario de la zona Remodelaron y entregaron a Primaria obras de Escuela Nº 30 de Arroyo Malo

27/04/2010 | LOCALES

La Escuela Nº 30 de Arroyo Malo fue remodelada a nuevo mediante la generosa contribución de un empresario de la zona y entregada formalmente a Primaria.
El centro escolar sufría un importante deterioro, pero en 2009 se logró que una empresa de la zona contribuyera a la remodelación total del edificio, respetando su estructura edilicia. La entrega formal del edificio contó con la presencia de la inspectora Teresa Machado en representación de la Inspección Departamental de Primaria, la inspectora del Distrito Nº 2, Luz Franggi, la maestra Lourdes Maciel, el empresario francés radicado en la zona August Von Finck (donatario financiador de las remodelaciones) y la comisión fomento, padres, vecinos y alumnos.
Las inspectoras presentes manifestaron su agradecimiento a la firma comercial por su colaboración con la educación uruguaya, que tanto necesita de este tipo de gestos. La obra dio comienzo en enero del 2010 y estuvo a cargo de la empresa Cujó, extendiéndose durante 4 meses de construcción y reparaciones. Tuvo un costo aproximado a los 90.000 dólares y, además, el empresario donó una estufa “salamandra”, una cocina, una heladera, cortinas, botiquín y un extractor de aire para la cocina.
Durante la construcción la escuela funcionó las primeras dos semanas en un casco de la estancia que el empresario francés solidariamente cedió para que los niños no perdieran sus clases. La comisión fomento de la escuela y los padres contribuyeron en el arreglo y aportaron mano de obra para ajustar los últimos detalles de la construcción.
Los vecinos del lugar se preparan para celebrar la apertura de la escuela el próximo 15 de mayo con una cena de invitación abierta, a realizarse en la misma escuela.

El almacén de los Morales

09/04/2010 | LOCALES
Tranquilo, simpático pero reservado, Danilo Morales (41) está dedicado a la vida comercial desde muy joven. Casado y con una niña de 8 años, aceptó contarnos parte de su vida en colonia Arroyo Malo.
Desde que recuerda, en su comercio siempre funcionó una agencia Ancap de venta de combustibles, desde mucho antes que su padre comprara el negocio. Entre sus recuerdos más frescos cobran vida los años de juventud, cuando el movimiento de la zona mantenía activos a los chacareros que se reunían en el almacén, punto de concentración ineludible para los colonos de entonces.
Comentó que “antes –hace unos 30 años– había mucho más movimiento que ahora, porque tiempo después muchos de esos colonos se fueron en busca de otros horizontes y se vendieron varias chacras chicas, las que tenían una interesante producción agrícola. Una sola persona compró parcelas de 7 u 8 fracciones de campo. O sea que hay 7 u 8 familias que ya no están y todo ello da un poco de dolor”.
El negocio que hoy atiende Danilo existe desde hace 44 años y tiene la particularidad de conservar las características del típico almacén de ramos generales.
Una firme edificación con altas y gruesas paredes así como añosos tirantes de pinotea exhiben la calidad de la construcción. Un largo mostrador de madera y enormes estanterías en vidrio visten el salón principal. Allí se encuentran variados artículos, desde comestibles, artículos de tienda, bebidas alcohólicas y refrescos hasta lubricantes y combustibles. Precisamente un par de surtidores, ubicados en la explanada principal, satisfacen la demanda de quienes necesitan cargar nafta.
En cuanto al avance de la despoblación de la colonia, Danilo puntualizó que “en dos décadas comenzó a quedar menos gente. Tiene que haber sido entre la década de 1980 y 1990. Mucha gente comenzó a vender sus campos y se fue para la ciudad y así se fue despoblando la colonia. Seguramente que en Arroyo Malo habría unas 40 familias más de las que hay hoy. Creo también que el chiquilín que se fue a estudiar ya no vuelve y la gente que compró esas fracciones y montó una estancia o un establecimiento la maneja con muy poca gente y esas 7 u 8 familias que dejaron esas chacras ya no van a volver, porque el propietario de esas estancias no va a fraccionar de vuelta para vender a nuevos colonos” agregó.
Sobre qué podría ocurrir en el futuro, Danilo dijo: “no sé muy bien, tal vez se podrá mantener como está ahora. Quizás no empeore, pero no creo que mejore mucho más. Porque habría que repoblar la campaña para reconstruir parte de lo que en su momento fue. A mí me causa tristeza ver una cantidad de taperas en la zona, de toda la gente que se fue. Las casas se desarmaron y se destruyeron. Hay gente que literalmente las desarmó. Acá había muchos jóvenes y nos juntábamos unos 15 o 20 para jugar al fútbol por el club Arroyo Malo. Nos reuníamos para practicar los jueves y los domingos teníamos partido. Participábamos en los campeonatos que se organizaban en Quebracho pero, ahora eso ya no se ve más”.
La escuela es otro de los lugares que marca parte de la realidad del centro poblado.
Al respecto, Danilo comentó que “hoy concurren 10 u 11 gurises, pero en el tiempo que yo iba a la escuela éramos 48”.
26/03/2010 | LOCALES
Arroyo Malo, los orígenes de la colonia
Ubicado a 23 kilómetros al oeste de villa Quebracho, Arroyo Malo fue el centro de un gran movimiento productivo. Sus orígenes se remontan al año 1796, cuando el geógrafo Andrés de Oyarbide sitúa al puerto de San José, frente a la calera entrerriana de Barquin, próxima al Arroyo Malo. Diez años antes en la zona tuvo su cuartel general don Fructuoso Rivera, quien más tarde sería el presidente de los orientales. Según rescata la historia, allí también habría funcionado – en otros tiempos – una fortaleza de los invasores lusitanos. Durante el largo tiempo que funcionó el cuartel general de Rivera, existieron en el entorno poblaciones rústicas y quintas de árboles frutales. Por las tardes, una banda de músicos recreaba diversas expresiones musicales. La fortaleza contaba con guardias armados, para el control de los indígenas que se instalaron sobre la margen norte del río Queguay.
En 1871 se creó en el lugar la estancia Arroyo Malo, propiedad del ciudadano inglés Guillermo Wilson, quien con amigos de apellidos Chalkling, Campbell, y Griffin se instalaron al oeste de Villa Quebracho, linderos a Arroyo Malo. Así se conformaron las estancias La Favorita, San José y La Palma respectivamente.
En 1923 el presbítero Horacio Meriggi organizó una colonización en campos de la sucesión Child de la estancia San José, por intermedio de la Federación de Sindicato Agrícola de Paysandú, denominándola Colonia San José, que se ubica al sur de Arroyo Malo.
Posterior al año 1937 el Banco Hipotecario pasa a ser propietario del campo que corresponde hoy a Arroyo Malo y al año siguiente se distribuyen en 52 fracciones, las que son ocupadas desde el 2 de enero de 1938, por lo que todavía hay descendientes y familiares, cumpliendo más de 72 años en la zona. Finalmente en el año 1948 y tras crearse el Instituto Nacional de Colonización, este pasa a administrar todas las colonias de la zona, entre ellas la de Arroyo Malo.
La estancia tiene una superficie de 6532 hectáreas.
El viejo casco de la misma se ubicaba donde hoy se encuentra instalada la escuela Nº 30.
La zona tuvo una producción netamente cerealera, con plantaciones de trigo, cebada, girasol, maíz, también se trabajó mucho en tambo y quesería artesanal. Hoy la mayoría de esos rubros casi no existen. El movimiento fue muy fuerte mucho antes de la existencia de la Cooperativa de Lecheros de Quebracho (Coleque), surgida en la década de 1980.